La historia de Derman, nuestra marca de cuadros, se gestó en medio de la búsqueda constante de oportunidades y la necesidad de destacar en el mercado. Mi hermano y yo, dos jóvenes estudiantes universitarios de la Ciudad de México, decidimos emprender juntos este emocionante viaje.
Impulsados por la idea de ofrecer algo único para aquellos que aprecian la decoración personalizada, nos propusimos llenar un espacio en el mercado. Inspirados por mi propia pasión, donde cada centímetro de mis paredes cuenta una historia decorativa, surgió la idea de crear nuestros propios cuadros y diseños.
Lo distintivo de Derman radica no solo en la creatividad que aplicamos en cada obra, sino también en el cuidado artesanal que dedicamos a su creación. En nuestro taller, ubicado en casa, cada cuadro se elabora meticulosamente, reflejando el esfuerzo y la dedicación que ponemos en cada detalle.
Derman no es solo una marca de cuadros; es un proyecto que representa nuestra juventud, nuestra conexión como hermanos y nuestro compromiso con la calidad y la originalidad. Cada obra lleva consigo el sello de dos hermanos mexicanos, dispuestos a embellecer el mundo, un cuadro a la vez.”
